La reciente conversión del Decreto-Ley n.º 36/2025 en la Ley n.º 74 del 24 de mayo de 2025 ha introducido una importante novedad para todas las personas que perdieron la ciudadanía italiana antes del 16 de agosto de 1992. Con esta ley, el Estado italiano abre una nueva ventana temporal que permite la readquisición de la ciudadanía mediante un procedimiento simplificado, basado en una simple declaración consular. En esencia, se trata de un gesto de reconciliación histórica que permite a muchos exciudadanos restablecer un vínculo jurídico y simbólico con sus orígenes.
La Ley 74/2025 modifica el artículo 17, párrafo 1, de la Ley n.º 91/1992, reactivando la posibilidad de readquirir la ciudadanía dentro de un período específico, comprendido entre el 1 de julio de 2025 y el 31 de diciembre de 2027. Originalmente, dicho artículo preveía una ventana similar en los primeros años posteriores a la reforma de 1992, pero esta se había cerrado en 1997. Con esta nueva medida, el legislador pretende ofrecer una segunda oportunidad a quienes, debido a las normas anteriores, perdieron la ciudadanía italiana durante el siglo XX, a menudo por motivos relacionados con la naturalización en un país extranjero.
La readquisición está destinada principalmente a quienes nacieron en Italia o, si nacieron en el extranjero, hayan residido en Italia al menos dos años consecutivos, y que hayan perdido la ciudadanía antes de 1992 en virtud de las disposiciones de la Ley n.º 555 de 1912. Se trata, por ejemplo, de quienes adquirieron una ciudadanía extranjera por naturalización, de quienes la obtuvieron involuntariamente, o de aquellos menores no emancipados que siguieron la condición de sus padres al convertirse estos en ciudadanos de otro Estado. Quedan excluidos, en cambio, quienes perdieron la ciudadanía después del 16 de agosto de 1992 o quienes nunca residieron en Italia, así como quienes la perdieron por haber aceptado cargos gubernamentales o militares en potencias extranjeras contrarias a los intereses italianos.
Hasta la reforma de 2025, la posibilidad de readquirir la ciudadanía estaba regulada únicamente por el artículo 13 de la Ley 91/1992, que exigía un vínculo concreto con el territorio: según dicho artículo, era necesario establecer residencia en Italia durante al menos un año, o bien declarar la voluntad de readquirirla y trasladarse al país dentro de los doce meses siguientes. Ahora, en cambio, el artículo 17 reformado permite un enfoque mucho más sencillo: basta con acudir al consulado italiano competente según el lugar de residencia y presentar una declaración formal de readquisición. No es necesario residir en Italia ni demostrar la intención de trasladarse allí.
El procedimiento es relativamente simple. En primer lugar, es necesario identificar el consulado competente y seguir las indicaciones publicadas en su sitio web oficial, que pueden variar ligeramente de una sede a otra. En algunos casos, se solicita enviar la documentación preliminar por correo; en otros, se debe concertar una cita por correo electrónico. En cualquier caso, la declaración debe realizarse personalmente ante un funcionario consular, y el pago de una contribución de 250 euros completa la parte administrativa. La ciudadanía se readquiere al día siguiente de la declaración, sin efecto retroactivo, pero con plena validez jurídica. Es importante recordar que la readquisición no se extiende automáticamente a los hijos, aunque sean menores de edad y convivan con el progenitor que presenta la solicitud.
Esta nueva posibilidad de readquirir la ciudadanía representa mucho más que un simple acto administrativo. Es una oportunidad para quienes desean reincorporarse formalmente a la comunidad italiana, recuperando no solo los derechos civiles y políticos vinculados a la ciudadanía, sino también la posibilidad de solicitar el pasaporte italiano, uno de los más valorados del mundo por su libertad de movimiento y reconocimiento internacional. Para muchos, sin embargo, el valor más profundo de este proceso no es práctico, sino identitario: volver a ser ciudadanos italianos significa restablecer un lazo afectivo y cultural con la tierra de los antepasados, el mismo vínculo que muchos han intentado mantener mediante la ciudadanía italiana por descendencia.
En un mundo cada vez más móvil e interconectado, la reapertura de esta ventana entre 2025 y 2027 adquiere un significado simbólico de gran alcance. Representa el reconocimiento de una historia colectiva hecha de emigración, sacrificio y memoria, pero también de pertenencia y retorno. Con la Ley 74/2025, Italia tiende la mano a sus hijos lejanos, ofreciéndoles la posibilidad de abrazar nuevamente su identidad originaria: un puente entre pasado y futuro, entre derecho y sentimiento, entre raíces y nuevos horizontes.
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