Comenzando por Marcell Jacobs, un atleta de orígenes diversos: madre de Brescia y padre texano, nacido en Estados Unidos y criado en las orillas del Lago de Garda. Desde allí, Jacobs despegó hacia la fama con su legendario oro en los 100 metros lisos (y en el relevo 4x100) en los Juegos Olímpicos de Tokio hace tres años. Mientras Jacobs busca reafirmarse como campeón, otros Azzurri de esta selección multiétnica se preparan para su primera victoria olímpica. Por ejemplo, el velocista Lorenzo Simonelli, reciente campeón europeo y promesa en los 110 metros con vallas, es hijo de un antropólogo italiano y una mujer de Tanzania. O Chituru Ali, hijo de madre nigeriana y padre ghanés, otro velocista extraordinario que competirá directamente con Jacobs.
También está el boxeador Aziz Abbes Mouhiidine, peso pesado de 25 años, nacido en Solofra, Avellino, con padre marroquí que llegó a Italia para estudiar Ingeniería y conoció a la madre de Aziz en Campania. Mouhiidine, ganador de dos medallas de plata en campeonatos mundiales, no permite que los prejuicios le afecten: "Siempre hay un estúpido que te ofende por tu origen o color de piel, pero yo respondo con una sonrisa y sigo adelante".
En el boxeo también destaca Sirine Charaabi, italotunecina que desde los 13 años muestra su talento en el ring. Al cumplir la mayoría de edad, escribió al presidente Sergio Mattarella pidiendo la ciudadanía como regalo: "Estoy orgullosa de mis orígenes, pero me siento muy italiana. Llegué aquí con mi familia a los 2 años, hice todas las escuelas aquí, y el italiano es mi primer idioma". Sin la ciudadanía, no podía competir oficialmente por Italia, aunque la federación de boxeo la convocaba para amistosos y entrenamientos. Ahora, siendo ciudadana italiana, lucha en los Juegos Olímpicos por nuestro país.
Zaynab Dosso y Ayomide Folorunso, provenientes de África, son dos prominentes velocistas en el atletismo italiano. Zaynab, de origen marfileño, es una supervelocista en los 100 metros y correrá el 4x100 en París. Llegó a Italia en 2009, reuniéndose con su familia y obtuvo la ciudadanía en 2016. Ayomide, con 27 años, es hija de una madre extraordinaria que emigró sola a Italia en 2001. "Alcancé a mi madre en Fidenza cuando tenía 8 años, y ahora estudio para ser pediatra. Demostré que puedo hacer bien ambas cosas, estudios y atletismo", dice orgullosa.
Lorenzo Minh Casali, gimnasta nacido en Vietnam y adoptado por una familia italiana de Le Marche, tiene una historia de determinación. "Minh es lo único que me queda de Vietnam, junto con mis rasgos. Nunca he estado allí ni he buscado a mis padres biológicos. Tal vez viaje allí de vacaciones en el futuro, pero ahora solo pienso en los Juegos".
Desde el este de Europa, Sofiia Yaremchuk de Leópolis, Ucrania, llegó a Roma por curiosidad y no la ha dejado desde entonces. Obtuvo la ciudadanía italiana por méritos deportivos en cinco años y es maratonista de nuestra selección. Daniela Mogurean, gimnasta rítmica moldava que creció en Mestre, ya ganó un bronce olímpico en Tokio. "De niña me trasladé a Venecia, luego viví en Padova y fui reserva de la selección italiana por mucho tiempo". Ahora es un pilar fundamental del equipo.
Andy Diaz, triple saltador cubano, decidió venir a Italia tras una lesión que frenó su carrera en Cuba. "Italia me volvió a poner en pie, me regaló la ciudadanía y espero recompensarla con una buena actuación en los Juegos Olímpicos". Gabriel Soares, brasileño, llegó a Italia con su madre buscando un nuevo comienzo. Ahora, es un talento puro en el remo, demostrando que podría haber destacado en cualquier deporte.
Maggie Eileen Pescetto, nacida en Irlanda de madre irlandesa y padre mitad italiano, creció en Italia. "Probé con la vela, pero no me divertía, el kitesurf fue un excelente decisión, pues me entregué a la competitividad". Ahora es un pilar en el kitefoil. Andreas Sargent Larsen, danés con madre italiana, es campeón de saltos ornamentales. Sarah Jodoin Di Maria, saltadora con madre canadiense y padre calabrés, nació en Montreal, pero se enamoró de Roma y de su cultura.
Cada uno de estos atletas no solo representa lo mejor del deporte italiano, sino también la diversidad y la riqueza de sus orígenes, llevando sus historias personales y culturales al escenario olímpico.
¡Buena suerte a todos nuestros atletas italianos!
El contenido de este artículo pretende ofrecer una orientación general sobre el tema. Es necesario buscar asesoramiento especializado sobre su situación específica.
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